aRticulado

ni periodista ni crìtico ni subjetivo ni prejucioso ni llamativo ni modesto sòlo unipersonal para todos

Sunday, March 16, 2008

Comprando el cielo

La mejor manera que tiene el mundo actual para que una fecha se haga realmente especial, es sacar todo el merchandaising posible respecto a esta y podríamos decir que la Navidad y Star Wars son los master en demostrar esto.
Ciertamente muchos analistas que se la pasan haciendo estas expresiones: 4 de cada 8 tienen... cada 5 minutos alguien... u otra cita analítica semejante, no se han puesto a hacer una estadística acerca de los cuantiosos ingresos que generan las fechas católico apostólico romanas. Sin entrar al tema de si estas fechas son realmente positivas para la sociedad, el tema de venderla como si fuera la nueva película de Pixar Studios es algo reprochable, pues digamos que la las bases de la economía capilista (a donde pertenece superlativamente el merchadainsing y su patriarca Mr. Marketing) y las bases que supuestamente tiene la Iglesia Católica, se contraponen ideológicamente.
Si por un lado la primera exacerba el consumismo, la otra ruega, implora, se da flagelazos en la espalda pidiendo el no-derroche de dinero, encausándolo a la ayuda al prójimo desfavorecido.
Si por un lado la primera ama el dinero como si fuera (en realidad lo es) el anillo de Nibelungo del universo, la otra lleva una relación de Hola, cómo estás? Chau, con el codiciado metal. A menos claro, que sea la época de Domundo, o del nuevo jardín de la parroquia, o en ese momentito en la misa que mientras cantas "Hoy te ofrezco gratituuuuud" vas depostiando unas cuantas moneditas.
Que la Iglesia tiene gastos sociales, los tiene, se elogia el acto; pero fomentar la compra de la mejor estampita de San Martincito, de la estatua más bendecida por diferentes Monseñores, del agua traída desde Tierra Santa, del cirio color amatista, de los ropajes morados en octubre... Digo, hay gente que no tiene ni para la velita misionera y no tendrían por qué sentirse menos en contacto con las divinidades que desde que era un metro de alto se las trataban de inculcar.
Más de una vez los opositores del catolicismo han reprochado la relación de este con las figuras de adoración, que si bien son solo la representación de una persona/espíritu trascendental, es también alentar actitudes de compra que no justifican el grado de religiosidad de una persona.
La Iglesia o parroquia es sin duda, para los verdaderos creyentes, un lugar de encuentro y reflexión necesario, y como espacio tiene facturas que pagar y cuentas que rendir, no en el sermón de las 12 del día, si no a través de otros canales (Memos, internet, etc) para que no haya inescrupulosos como elque escribe que anden pensando en las cuentas del Vaticano como si se tratara de las cuentas de Fujimori.
Lo que si no se justifica bajo ningún medio son, por 3era vez, seguir permitiendo (por omisión o falta de coraje) el consumismo navideño y la explotación de los símbolos religiosos, porque realmente la religión es una relación sin intermediarios entre una persona y lo trascendental, porque de otra manera, todos los naúfragos en islas desiertas serían los primeros en ser mal vistos a las puertas del cielo que nos tienen prometido.